¡Vivir es algo maravilloso!
Todas
las personas tienen conceptos diferentes sobre lo que es la vida. Estos se basan generalmente en la forma en
que se desarrolla su propia existencia.
Lo que tratan de alcanzar durante el período en que ésta se desenvuelve,
marca la pauta de lo que ella significa para cada quien. De acuerdo con esto,
yo diría entonces que la vida es una búsqueda constante de algo: dinero, poder,
placer, gloria, honores, amor...
Tristemente
hay personas para quienes vivir sólo significa sobrevivir... Sin embargo, es extraordinario ver cómo se
aferra a la vida un ser totalmente desposeído de cosas elementales: techo,
abrigo, alimento... O seres enfermos para quienes la vida sólo significa
dolor...
¡Qué
inconcebible es el deseo de morir que experimentan aquellos a quienes nada les
falta! Será que esos mimados de los
bienes materiales carecen de realidades espirituales que hagan de su vida algo
tan profundo, tan emocionante, tan acicateante, como el hecho mismo de existir?
¡Cómo es posible no sentir deleite inmenso en contemplar
una noche llena de estrellas, un día de
sol esplendoroso, un jardín en plena floración! ¡O escuchar el sonido de la
lluvia golpeando los cristales, inundándonos de dulce nostalgia y deseo de ser
niños para correr descalzos sobre los arroyuelos que forma en las calles!
¡Percibir las notas de una guitarra rasgada al compás de sentimientos
infinitos! ¡Respirar a nuestro antojo y correr como gacelas sobre el prado
verde y húmedo!
¡Saciar nuestra sed con el agua refrescante que no puede
ser reemplazada con el licor más exquisito! ¡Poder navegar en la mar de la
imaginación y el pensamiento de otros al leer un libro!
¡Qué profundo respeto no debe inspirarnos el saber que
alguien nos ama; que necesita de nosotros para ser su compañía, su apoyo, su
consuelo! ¡Qué inenarrable felicidad
estrechar sus manos; mirarse en sus ojos; sentir el acompasado latido de ese
corazón, a ritmo misterioso con el nuestro!
¡Y el sublime milagro del hijo!
¡Poder recordar una y otra vez los momentos felices y
vivirlos de nuevo... ¡Y el sueño reparador en que descansamos nuestra fatiga,
para renovarnos cada día!
Definitivamente, ¡Vivir es algo maravilloso!
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