sábado, 9 de enero de 2016

LUCHA SIN DESCANSO...



 Lucha sin descanso...


Venimos al mar borrascoso de la existencia sin saber nadar, y así, para no ahogarnos, desesperadamente nos asimos a frágiles troncos que se deshacen casi al tocarlos. 

En este recorrido no hay bonanza:  en el día, el inclemente sol que nos quema las entrañas y la sed nos abrasa, impidiéndonos ver el azul del cielo y de las aguas.  En la noche, la oscuridad tremenda, el frío, el hambre...

Logramos llegar a una isla y nos consideramos salvados, sin saber que se trataba, como dice Nieztche, de un monstruo dormido... O nos encontramos con seres que, en modo alguno, nos harán olvidar nuestra desgracia.  Se nos plantea entonces el dilema de quedarnos allí, o de lanzarnos nuevamente al agua...

¡Qué lucha interminable; qué constante vacío; qué cansancio infinito!

Vivimos en pos de lo inalcanzable y carecemos del don de prever que el encuentro con lo que buscamos, tampoco ha de llenarnos.  Si fácilmente conseguimos algo, qué insulso y falto de sentido nos parece de pronto.

Por eso, la muerte, con todo su horror, parece ser la definitiva liberadora de este eterno batallar.  

Quiera Dios acogernos, al final de la jornada!


                                 

No hay comentarios:

Publicar un comentario