viernes, 13 de marzo de 2015

UNA CRUZ SENCILLA


LEÓN FELIPE
(1884-1968)

UNA CRUZ SENCILLA
Hazme una cruz sencilla,
carpintero...
sin añadidos
ni ornamentos...
que se vean desnudos
los maderos,
desnudos
y decididamente rectos:
los brazos en abrazo hacia la tierra,
el astil disparándose a los cielos.
Que no haya un solo adorno
que distraiga este gesto:
este equilibrio humano
de los dos mandamientos...
sencilla, sencilla...
hazme una cruz sencilla, carpintero.



EL CRISTO DE VELÁZQUEZ
Me gusta el Cristo de Velázquez. 
La melena sobre la cara...
 
y un resquicio en la melena
 
por donde entra la imaginación.
 
Algo se ve.
¿Cómo era aquel rostro?
 
Mira bien,
 
componlo tú.
 
¿A quién se parece?
 
¿A quién te recuerda?
 
La Luz entra
por los cabellos manchados de sangre
 
y te ofrecen un espejo.
¡Mira bien!... ¿No ves cómo llora?
 
¿No eres tú?... ¿No eres tú mismo?
 
¡Es el hombre!
El hombre hecho Dios.
 
¡Qué consuelo!
 
No me entendéis...
 
¿Por qué estoy alegre?
 
No sé...,
 
tal vez porque me gusta más así:
el hombre hecho Dios,
 
que el Dios hecho hombre.


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